Levanto la cabeza, mis movimientos son lentos. Todo a mi alrededor se desvanece, sube al cielo como si el abismo fuera mi techo guardian; poco a poco este mundo se va deformando, pero no me importa.
Mi mirada, cegada por una luz intensa, se clava en tu silueta poco definida. Solo escucho tu voz, solo escucho tu melodia, solo escucho la llamada de lo desconocido.
Un suave viento va en mi contra, mientras que este mundo sigue desmoronandose. Ya no me importa, ya nada me importa. Camino contra el viento, los fragmentos del suelo que piso pasan a mi lado, más no les presto atencion, sigo caminando.
Llego hasta la silueta, ese canto de sirena que me apresó entre sus redes dejando a este velero sin rumbo como destino el naufragio.
Solo los milimetros son los que nos separan, mas yo ya siento tu piel. Cierro los ojos y sigo el contorno de tu cuerpo, aun sombrio, aun negro como el carbon. Mis manos recorren tu cintura, mis labios atentan de hombro a cuello, con lentituz; quisiera romper esa barrera, esas cadenas que me atan a esta realidad... esas promesas que me mantienen en cautela, separarme de esa fuerza que me impide separarme de ti.
Mi cabeza recae sobre tu hombro, abatida, y al contacto... como todo este mundo, comienzas a desacerte en el aire. Tu canto de sirena peromanece, pero no es mas que un eco poco a poco mas lejano.
Observo como desapareces ante mi, hago amago de agarrarte pero me detengo... tu esencia quedara libre... tienes que volar pequeña, tienes que ser tu...
La luz crece, alzo la mano tratando de taparla, a la vez que aparto la cabeza y entre cierro los ojos.
Como una estrella la luz desapareció de forma estrepitosa, su onda espansiva me lanzó hacia atras. Cual mazazo en el pecho sali en volandas, pronto la grabedad hizo presencia. Caí, lento, al nuevo abismo del cielo, viendo como la tierra se desacia, y como las nuves poco a poco nublaban mi vision. Cierro los ojos una vez mas, dejandome caer. Despierto en la nada, estoy depie, o eso es lo que parece, de pronto todo empieza a clarear. Empiezo a ver la verde hierva a mis pies, y rapidamente el paisaje empieza a formarse, como si alguien lo estuviese dibujando al tiempo, como si solo fuera creacion del destino, como si solo fuese un pelele a manos de la voluntad de mi dios. No me preocupa, sea quien sea, no son nadie, nada ya.
Estoy junto a un precipicio de tulipanes y hierva del verde mas intenso que jamas llegase a ver. Ante mi, la naturaleza se abre paso, pese a que todos perezcamos... las cosas volveran a su normalidad... el estorbo somos nosotros.