jueves, 26 de diciembre de 2013

Hasta luego

Es curioso, esto del pensamiento, que puede hacerte cambiar tan rápidamente de estado anímico. Y no solo esto, por que es algo tan común y cotidiano para nosotros que no le prestamos atención; no... lo más curioso de todo es sin duda la facilidad de conexión entre pensamiento y recuerdo y la velocidad de su enlace y desarrollo. Es algo que siempre me ha parecido interesante...

¿Pero de que sirve que sea algo interesante si solo me da por culo? Vale, quizás no solo... quizás solo exagere y dramatice por la situación actual y mi carga negativa emocional ya que para el resto de cosas es una cualidad más que agradable. No obstante... es duro en ocasiones la facilidad que tiene tu cerebro de conectar recuerdos y, por otra parte, ya no solo recuerdos en sí sino el recuerdo de algo que te has imaginado.

¡Qué capacidad más magnífica la nuestra!

Estoy entre dos inclinaciones distintas: o pensar aquello que me martiriza mucho mucho para acostumbrarme y que no me afecte; o por otra parte no pensar en absoluto en nada de ello.

¿Pros? Lo primero tiene la ventaja de que seguramente me acabaría acostumbrando de verdad y el dolor pasaría; la segunda opción es momentánea y eficaz desde el principio, en teoría.
¿Contras? ¡Válgame la virgen! la primera se ha de contar con el tremendo dolor de pensar un día tras otro en aquello que atormenta, y eso puede ser espantoso; sin contar con el hecho de que... oye... ¿y si no lo consigo? y si creo que me he acostumbrado y... ¡zasca! vaya... eso si que no sería nada agradable.
Lo segundo... bueno si, puede funcionar, pero todos sabemos que siempre acabamos cayendo y que vivir en una ficción, encima, tan mal mente formada, nunca funciona.

¿Conclusión? Estoy bien jodida.

Pues qué bien. No se si pegarme un tiro o ponerme a ver Amelí, que sería más o menos lo mismo.

Supongo que dejaré de alimentar mi mierda y me pondré a ver El retrato de Dorian Gray... me pondría a leer el libro pero, ¡oh! No puedo, no lo tengo, y por ordenador es una mierda leer, que le jodan a todos esos aparatos electrónicos: me la suda la practicidad, no hay nada como leer un libro acariciando las hojas y aspirando aroma a nuevo, o mucho mejor, a viejo... Pero no en ese papel nuevo que es como plástico grimoso que cuando pasas el dedo no sabes si se te está quedando pegada la piel o se ha fusionado con él.
En fin, lo que iba diciendo... que de todas formas, en el hipotético caso de tener ese maravilloso libro entre mis manos... ¡Já! pues seguramente no podría leerlo por que estaría en una caja o sabe dios donde pero, ¿aquí? en un habitáculo de... ¿cuanto? ¿90 metros cuadrados donde vivimos 6 adultos y dos perros cojoneros? Pues si cabe da igual, por que el perro de los cojones se lo acabaría comiendo.

Buenas noches.

miércoles, 25 de diciembre de 2013

¿Y donde quedará?

Supongo que no hay que mirarlos horizontes tan fijamente. Dejémoslos como figuras desdibujadas en un lienzo aun por concluir.
Quizá los horizontes no se alcancen en la transcendencia de una vida, salvo el final luminoso que nos lleve al fin del mundo tras el mareaje.
Posiblemente solo quede un último respirar, un suspiro a partir del alma, pero es mucho más. Mucho mejor que ese suspiro se extienda por lo amplio del estrecho, que se columpie en la realidad; ya habrá tiempo de que se afiance en nuestros sueños.
Solo es cierto lo que creamos que sea, solo es verdadero aquello que nos conmueva, solo hay que creer en lo que dentro se nos dicte, y que la irracionalidad del alma nos domine.

Mis dedos caminan sobre el lienzo desdibujado, impregnándose de su matiz, manchándose con el carboncillo de sus bocetos y trazando lineas inconexas. ¿Donde quedó la mano del artista? El arte de tu belleza es anónimo bajo cualquier mirada, tratar de darle nombre a esta obra es el colmo de lo absurdo. ¿Por qué no disfrutar mirando sin esperar a cambio la respuesta que nos despiste de su magnificencia?
¿Por qué caminar pensando en el destinatario si da igual a quién llegue el paquete? Ya somos inmortales en la esencia; deja que fluya.

viernes, 6 de diciembre de 2013

And my darling, you look wonderful Tonight



Sacerdotisa, no dejes nunca de perseguirme en sueños tan incesantemente, es consuelo tenerte cerca en alguna de las dos realidades. No escatimes en caricias esta noche, embadurna mi corazón como tu sabes hacerlo, y deja que camine por el edén noche sí y noche también. Complacerme con tu presencia, y martiriza mis momentos de lucidez para que lo deje todo por ti...
Huir, abandonarlo todo, dejar todo de lado por ti. Irnos fuera, vivir lejos... bailar bajo la lluvia aun que pueda parecer patética, mirar tus ojos bajo la translucidez de las gotas de agua y, apartarte el pelo mojado de la cara. Y decirte: musa, estas preciosa esta noche...
Y cogerte de la mano y llevarte a un prado, irnos rápido por estornudos alérgicos. Traspasar el umbral entre risas hacia nuestra estupidez y colarnos en Roma, sobre la plaza dil Popolo y no salir de esa lago jamás...
Perseguir tu mirada, caminar tus pasos, desandar todo lo vivido para quedarme fijamente mirando un plano liso y lleno de color. El color se marchita contigo y me transformo en una película de los años 20. Agacho la cabeza y un tipo apaga el foco, y mientras... mientras sigo viendo que estabas maravillosa esa noche...

jueves, 5 de diciembre de 2013

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Paso a delante, paso a detrás, y sigo sin seguir el camino ondulante de tu falda. Sin pestañear aun puedo recordar paso por paso el movimiento de tu cadera, tus cuñas o tacones, tus piernas sin cubrir, la falda marrón, blanca, gris... que más da. Tus manos buscándome para dar un paso en falso y romper tu sinuosidad. Yo tan patosa y tu tan mañosa, estaba todo desproporcionado. Yo tan normal, tu tan hermosa...

Y viéndote desde la cama, entre el ir y venir, probar y desvestir, remover y desordenar... tu ropa sobre la cama y el armario patas arriba. Tus labios brillantes del gloss, tus ojos más grandes por el lápiz de ojos, tu cuello perfumado con una fina tela que lo cubra.

Aun, cuando cierro los ojos, veo movimiento sobre la cama, y entre mis manos tus caderas, tus pechos, tu espalda... Dibujando cuadros abstractos usando a modo de pincel mis yemas, y de pintura tu fragancia que con mis labios la buscaba y me llenaba el alma. La fe es poco fructífera cuando las cosas están claras y no hay retorno. Suspiro y suspirar no sirve de nada... solo me queda soñar con tu silueta difusa bailando, moviéndote como la figura de un lienzo desdibujado, enmarcada en un instante, en un día y una noche, una tarde y una mañana, un lugar u otro, con una mirada, con una palabra, y yo tirando por la borda tus pasos de bailarina.
Dándoselos a otra, sea cuando sea, cambiándolos por nada, pudiera o no pudiera... hiriéndome con todo, dijeras lo que dijeras...