jueves, 26 de diciembre de 2013

Hasta luego

Es curioso, esto del pensamiento, que puede hacerte cambiar tan rápidamente de estado anímico. Y no solo esto, por que es algo tan común y cotidiano para nosotros que no le prestamos atención; no... lo más curioso de todo es sin duda la facilidad de conexión entre pensamiento y recuerdo y la velocidad de su enlace y desarrollo. Es algo que siempre me ha parecido interesante...

¿Pero de que sirve que sea algo interesante si solo me da por culo? Vale, quizás no solo... quizás solo exagere y dramatice por la situación actual y mi carga negativa emocional ya que para el resto de cosas es una cualidad más que agradable. No obstante... es duro en ocasiones la facilidad que tiene tu cerebro de conectar recuerdos y, por otra parte, ya no solo recuerdos en sí sino el recuerdo de algo que te has imaginado.

¡Qué capacidad más magnífica la nuestra!

Estoy entre dos inclinaciones distintas: o pensar aquello que me martiriza mucho mucho para acostumbrarme y que no me afecte; o por otra parte no pensar en absoluto en nada de ello.

¿Pros? Lo primero tiene la ventaja de que seguramente me acabaría acostumbrando de verdad y el dolor pasaría; la segunda opción es momentánea y eficaz desde el principio, en teoría.
¿Contras? ¡Válgame la virgen! la primera se ha de contar con el tremendo dolor de pensar un día tras otro en aquello que atormenta, y eso puede ser espantoso; sin contar con el hecho de que... oye... ¿y si no lo consigo? y si creo que me he acostumbrado y... ¡zasca! vaya... eso si que no sería nada agradable.
Lo segundo... bueno si, puede funcionar, pero todos sabemos que siempre acabamos cayendo y que vivir en una ficción, encima, tan mal mente formada, nunca funciona.

¿Conclusión? Estoy bien jodida.

Pues qué bien. No se si pegarme un tiro o ponerme a ver Amelí, que sería más o menos lo mismo.

Supongo que dejaré de alimentar mi mierda y me pondré a ver El retrato de Dorian Gray... me pondría a leer el libro pero, ¡oh! No puedo, no lo tengo, y por ordenador es una mierda leer, que le jodan a todos esos aparatos electrónicos: me la suda la practicidad, no hay nada como leer un libro acariciando las hojas y aspirando aroma a nuevo, o mucho mejor, a viejo... Pero no en ese papel nuevo que es como plástico grimoso que cuando pasas el dedo no sabes si se te está quedando pegada la piel o se ha fusionado con él.
En fin, lo que iba diciendo... que de todas formas, en el hipotético caso de tener ese maravilloso libro entre mis manos... ¡Já! pues seguramente no podría leerlo por que estaría en una caja o sabe dios donde pero, ¿aquí? en un habitáculo de... ¿cuanto? ¿90 metros cuadrados donde vivimos 6 adultos y dos perros cojoneros? Pues si cabe da igual, por que el perro de los cojones se lo acabaría comiendo.

Buenas noches.

miércoles, 25 de diciembre de 2013

¿Y donde quedará?

Supongo que no hay que mirarlos horizontes tan fijamente. Dejémoslos como figuras desdibujadas en un lienzo aun por concluir.
Quizá los horizontes no se alcancen en la transcendencia de una vida, salvo el final luminoso que nos lleve al fin del mundo tras el mareaje.
Posiblemente solo quede un último respirar, un suspiro a partir del alma, pero es mucho más. Mucho mejor que ese suspiro se extienda por lo amplio del estrecho, que se columpie en la realidad; ya habrá tiempo de que se afiance en nuestros sueños.
Solo es cierto lo que creamos que sea, solo es verdadero aquello que nos conmueva, solo hay que creer en lo que dentro se nos dicte, y que la irracionalidad del alma nos domine.

Mis dedos caminan sobre el lienzo desdibujado, impregnándose de su matiz, manchándose con el carboncillo de sus bocetos y trazando lineas inconexas. ¿Donde quedó la mano del artista? El arte de tu belleza es anónimo bajo cualquier mirada, tratar de darle nombre a esta obra es el colmo de lo absurdo. ¿Por qué no disfrutar mirando sin esperar a cambio la respuesta que nos despiste de su magnificencia?
¿Por qué caminar pensando en el destinatario si da igual a quién llegue el paquete? Ya somos inmortales en la esencia; deja que fluya.

viernes, 6 de diciembre de 2013

And my darling, you look wonderful Tonight



Sacerdotisa, no dejes nunca de perseguirme en sueños tan incesantemente, es consuelo tenerte cerca en alguna de las dos realidades. No escatimes en caricias esta noche, embadurna mi corazón como tu sabes hacerlo, y deja que camine por el edén noche sí y noche también. Complacerme con tu presencia, y martiriza mis momentos de lucidez para que lo deje todo por ti...
Huir, abandonarlo todo, dejar todo de lado por ti. Irnos fuera, vivir lejos... bailar bajo la lluvia aun que pueda parecer patética, mirar tus ojos bajo la translucidez de las gotas de agua y, apartarte el pelo mojado de la cara. Y decirte: musa, estas preciosa esta noche...
Y cogerte de la mano y llevarte a un prado, irnos rápido por estornudos alérgicos. Traspasar el umbral entre risas hacia nuestra estupidez y colarnos en Roma, sobre la plaza dil Popolo y no salir de esa lago jamás...
Perseguir tu mirada, caminar tus pasos, desandar todo lo vivido para quedarme fijamente mirando un plano liso y lleno de color. El color se marchita contigo y me transformo en una película de los años 20. Agacho la cabeza y un tipo apaga el foco, y mientras... mientras sigo viendo que estabas maravillosa esa noche...

jueves, 5 de diciembre de 2013

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Paso a delante, paso a detrás, y sigo sin seguir el camino ondulante de tu falda. Sin pestañear aun puedo recordar paso por paso el movimiento de tu cadera, tus cuñas o tacones, tus piernas sin cubrir, la falda marrón, blanca, gris... que más da. Tus manos buscándome para dar un paso en falso y romper tu sinuosidad. Yo tan patosa y tu tan mañosa, estaba todo desproporcionado. Yo tan normal, tu tan hermosa...

Y viéndote desde la cama, entre el ir y venir, probar y desvestir, remover y desordenar... tu ropa sobre la cama y el armario patas arriba. Tus labios brillantes del gloss, tus ojos más grandes por el lápiz de ojos, tu cuello perfumado con una fina tela que lo cubra.

Aun, cuando cierro los ojos, veo movimiento sobre la cama, y entre mis manos tus caderas, tus pechos, tu espalda... Dibujando cuadros abstractos usando a modo de pincel mis yemas, y de pintura tu fragancia que con mis labios la buscaba y me llenaba el alma. La fe es poco fructífera cuando las cosas están claras y no hay retorno. Suspiro y suspirar no sirve de nada... solo me queda soñar con tu silueta difusa bailando, moviéndote como la figura de un lienzo desdibujado, enmarcada en un instante, en un día y una noche, una tarde y una mañana, un lugar u otro, con una mirada, con una palabra, y yo tirando por la borda tus pasos de bailarina.
Dándoselos a otra, sea cuando sea, cambiándolos por nada, pudiera o no pudiera... hiriéndome con todo, dijeras lo que dijeras...

lunes, 28 de octubre de 2013

Jugando al ahorcado

Esto ya no es por mi... me ahogo en un vaso de agua medio lleno, me transformo en mi metáfora menos lograda, siendo tan solo sierva de la desilusión.
Sumergirme en un mar profundo, y que la sal haga escocerme las heridas, las cuales lamo desesperada por que se curen. Es como si no tuviera cabida en ningún lado, y tengo u e mejorar, no puedo estar así...
Perdido... perdido... "Se mi amigo"... maldita sea.... "abrázame", siénteme, tócame.. me desharé cual diente de león. Tropezaré y se incarán en mi las espinas de este cactus.
Me desangro en dosis pequeñas... lo siento...
Maldita sea, ni si quiera se como sacar lo que llevo dentro, hacen tapón en el orificio del que parten mis sentimientos. Y sigue repitiéndose la voz: "Tu lo has elegido", pero no siempre se elige lo que uno desea del todo, sino lo que ha de hacer... por que esto lo tenía que hacer... Aun así duele... claro que duele, no es plato de buen gusto para nadie...
Maldita puta mierda, joder...

domingo, 27 de octubre de 2013

No me encuentro....

Corro desesperada... "¿Por qué coño todo son pasillos tan estrechos?" me pregunto con desgana. Pero n o los dejo de correr, como si huyera de el peor mal del mundo. es una sombra, que corre también, y a medida que me voy dando cuenta creo mas fielmente que soy yo misma persiguiéndome en este circulo incesante del que no puedo salir.
Sin salida, abatida en batalla de nadie, en tierra de todos... donde los titanes aun pueden oírnos... donde los susurros son gritos y los gritos ya son llantos. Entre mareas y huracanes, tifones, desastres naturales yo tengo la mirad perdida... Te echo de menos por muchas razones...

Maldita sea...

El corazón me va a salir del pecho, no se si son mis lagrimas o es la cálida sangre que brota de él, dejándome gota a gota sin alternativa.

-Tu misma te has marcado las fronteras
-Ya... pero son fronteras que no se si quiero traspasar... estoy fuera de mi zona de confort.
-Tu confort está entre sus brazos...
-Entre su aroma...
-Entre sus labios...
-Entre su colcha...
-Sigue así y acabarás por autodestruirte.
-La cuenta atrás ha comenzado

Es como si escuchara tu voz dulce llamándome a cada instante... y se que solo es mi imaginación... En ese punto en el que no se distinguen sueños de realidad... en ese punto quiero vivir... deslizándome poco a poco en un sueño profundo donde todo es idílico, donde todo es idóneo...
Maldita sea... y ahora me vienen todas las imágenes...
maldita sea.... joder joder joder.....

Matadme, casi que me lo merezco.

Canta, musa, solapando sensaciones. Y desgarra la mirada enamorada que se esconde entre el telón, deseoso de recibir un aplauso cálido, unas flores y una copa de champan.
Caminas, los tacones resuenan en este laberinto del que me hallo cautiva, y es ese taconeo constante el que martillea mi corazón sangrante. Me arrodillo y veo una luz al fondo del pasillo, que se aleja, marchita como tu semblante envuelto entre una neblina cada vez menos opaca.
Cabizbaja ya no quiero mirar hacia delante, soñadora de sueños rotos, se derramaron los cristales causando estrépito sonido... Solo busco consuelo en la almohada y aun ni me atrevo a decirte nada, no sería justo.
Maldita mi decisión que me lleva por un camino que serpentea tu amor... es todo tan lejano... me odio a mi misma por todo lo que hago.
¿De que sirve? ¿Que estas haciendo? Dejarlo correr por que te mereces un descanso...
Hoy lo he visto, no queda nada... y nada diré por que no es lo correcto aun que salgamos perdiendo ahora.

Puta mierda... se desata mi cólera pero al tempo estoy apaciguada, sin fuerzas y solo quedan lágrimas en esta tinaja... ya no hay cabida para la esperanza...

Tu cuerpo ondulante se menea mientras yo sigo estancada... No quería decirlo para que no fuera realidad, sin embargo... sin embargo... me empiezo a dar realmente cuenta de mi decisión. No ha darme cuenta sino... a aceptarla... ¿pero a quien engaño? Estoy a años luz de superarlo... siquiera de aceptarlo.

No, no lo acepto, claro que no lo hago... Y lloro desconsolada pensando que no hay otra salida. Es como si tirara tantos recuerdos por la borda... es como si tirara tantos sentimientos y ya fingiera que no son reales.

La felicidad es tan efímera... lo siento... lo siento mucho de verdad... Siento ser así, siento comportarme así pero... son así... y no me enorgullezco.

Se que me arrepentiré cuando tu estés sanada y yo siga desangrándome agarrada a una esperanza ya muy lejana. Sin pasar esta página empapada, impregnada por mi dolor, donde nuestra foto está enmarcada.

Tengo miedo, y celos... ¿para que negarlo?

Cogeré una pica y comenzaré a escavar dentro de mi, desgastando las minas de riqueza que me quedan y desperdiciando mi tiempo sin tu presencia... Tu lo conseguirás todo y yo seguiré encerrada entre mi sombra y mi reflejo, sin saber bien quien soy del todo... si soy el reflejo de una sombra poco definida, o una sombra que no puede reconocer su imagen...
Me encerraré, por tanto, entre los libros y las sábanas; beberé a la salud de nadie que me ampare bajo esta farola eterna llamada luna. Pregonaré que yo y solo yo soy culpable, hasta que caiga rendida sobre mis propios pensamientos, para después, sin ganas ni remedio volver a levantarme, aun cojeando.
Te veré, entonces, más alta y más radiante que nunca y pediré a las montañas que me sepulten, porque no sabré donde meter mi vil trasero... por preguntarme como sobreviviré sin tus te quieros.

sábado, 26 de octubre de 2013

Sin salida


Todo eran lluvias... ahora voy en el metro y veo los cristales empañados, las gotas escurriéndose y ese pequeño frío que va subiendo. Me acomodo en mi bufanda, me escondo entre mi gorro, me ajusto la chaqueta... y sigo mirando las gotas deslizarse por el cristal.
Apoyo la cabeza como si descansara, no... en realidad solo es un tiempo muerto que me concedo para pensar en lo mas profundo de la nada. Todo se ve negro... ¿Y que voy a hacer? si aun echo de menos tus manos gélidas en mi espalda.
¿Donde queda la ilusión? Si alguien me lo indicara iría a buscarla sin reparos; en los cuentos de hadas todo es tan fácil...
Los dragones son mis temores y los castillos que escalar mis pensamientos, todo es un símil de mi patética tragicomedia. Amargo y dulce... ya lo definía bien Safo... maldito puto genio, odio que tenga tanta razón.

Echo de menos a esa dulce niña que suplicaba afecto, que entre mis abrazos recogía el calor que la correspondía por derecho y bajo mis manos dibujaban mis yemas su piel templada.
Su olor, tan difícil de definir, tan suave como ella. Gestos, sonrisa... y sigo añorando aquel domingo en la cama donde no se nos perdía nada fuera, en aquella burbuja que nos formamos. Comer, dormir y recorrernos la una a la otra entre unas sabanas pesadas. Reviviría aquel momento una y otra vez solo por verte sonreír como ese día., reír con esa alegría y escuchar tu melodía al cerrar los ojos con el contacto.
Tocaría una y otra vez las teclas de el instrumento que permitía que entonaras aquellas notas, tranquilizando mi mente, enamorando mi alma, alimentando mi lujuria.

Hay tantos momentos..

Y ahora suspiro, esperando un poco de consuelo en libros que distraigan mis pensamientos. Rehuyendo de mi hogar y tratando de organizar algo que está patas arriba.
Pero esto es distinto... no queda otra alternativa


Canta, aspirante al himno de mi sola improvisación, musa desconocida, reina entre las sombras, dama de la locura que en silencio carcome mi alma. Callas, y dices más en tus silencios de lo que narras en vida.
Ya no narro, exhalo palabras...
Hasta que exhale mi ultima consonante y termine mi camino.

Aries

El incendiario veloz 
(Lo siento, tenía que poner esto, me ha parecido demasiado curioso jaja)

SEDUCCIÓN. Puro ímpetu 
Acéptalo: NO puedes seducirles. El signo más directo y explosivo sólo sabe conquistar y, además, sin andarse con florituras. Si les asalta el deseo tendrán que “resolverlo” inmediatamente. Si te apetece algo con ellos no tendrás que ser demasiado sutil. Sonríe, muévete por la habitación como tu sabes… en cuanto estés a dos metros de distancia de repente sentirás sus manos recorriendo tu cuerpo y sus labios tan cerca de los tuyos que apenas podrás decir nada. Y cuando ya estés en sus garras te sorprenderán con un ¿lo hacemos? Ellos son así, directos al grano.
Recibido su mensaje -alto y claro- sólo tienes dos opciones. Abofetearle o dejarte llevar por su ímpetu. ¿Te gusta el sexo salvaje? ¿Te gusta sudar? ¿Quieres gritar de placer? Si la respuesta es afirmativa acepta su “romántica” proposición, y esta noche arderá la ciudad!!! 
EN LA CAMA Coito, ergo sum 
Extrovertidos, lujuriosos y de fuerte carácter, les gusta dominar la situación. Sin que te des cuenta te habrá volteado sobre la cama o, mejor, ni os habrá dado tiempo a llegar a ella. El autobús, el asiento de atrás del coche, un rincón oscuro en unos grandes almacenes, el ascensor, contra la puerta o sobre la mesa del comedor, su líbido llega a tal extremo que difícilmente pueden controlar el deseo de fundirse con su amante. Probará todas las maneras, todos los lugares, con una urgencia que te estremecerá y antes, mucho antes de lo que te imaginas, habrás alcanzado un glorioso éxtasis. Si algo bueno tienen los aries es que basta un gesto para encenderles y que todo su armamento esté preparado para entrar en batalla!!! Haz la prueba, en medio de una calle atiborrada de gente agárrele de la mano y dile al oído que te apetece… 

miércoles, 23 de octubre de 2013

Prole, por decir algo

¿Dónde quedaron las odas que petrificaban corazones? ¿Donde quedaron las obras que cultivaban ilusiones? Todo es hallar, sin respirar, dejar de sentir el salado del mar y creando contradicciones.
Si respirar me cuesta, se hará tragedia de mi propia epopeya.
Me siento ulises, perdido entre un fragmento de roca y arena
sin encontrar la tierra bella que asoma
que asombra más allá de cualquier poema.
Y si insisto, que me caiga un rayo
si desisto, que me lleve el titan
si resisto, que me lleven los cantos
sigo buscando a Eco en los recodos del mar.

Tranquiliza tu talante y sigue caminando, sin mirar atrás. Pero yo porto un espejo y miro al frente, mas engaño al mirar de continuo mis espaldas por el reflejo. Las sombras pasan, bailan llamándome para perderme en un vaivén de sensaciones ficticias. Sigo en mi caverna amarrada, armada solo con mis palabras.

Agarro la cabeza, arranco la tarima de una patada y respiro agitada por el esfuerzo. Caigo, y caigo, no paro de caer. Sujeto las piedras y quedo colgando en un precipicio oscuro. Colgada de una piedra que comienza a ceder, ya noto la arenilla deslizandose entre mis dedos y mi mano cansándose de la presión que está aguantando.
No suelto, pero aveces las piedras vencen, y me caigo de nuevo, entre el silbido lejano que otros piensen.
Lo peor es no saber cuando llega la caída, lo mejor es dejarse cerrando los ojos...
Pero siempre, intolerante, me aferro con fuerza a otro peñasco.

Mierda

Acaricio las notas de un alma translucida, es tu esencia tu fragancia que ya se aleja, poco nítida. Se evapora, cuando el sentimiento aflora y no puedo perseguir lo que no quiere que lo cojan. ¿Que hago ahora? Lloro para dentro y sonrío con paciencia externa, solo los momentos que me acuerdo mi piel se lamenta. Extrañada, un contacto insólito... y huele a clorofila... dulce, ácido... tu sonrisa no se difumina.

Y llueve ahora, cataratas en el alma; el agua se desborda, no encuentro el oxígeno, el tiempo se me agota.
El tiempo... tan cabrón y arrogante, nos tiene a todos cogidos por los huevos, nos utiliza de colgantes...
Los horizontes no se acercan por más que ande, y me refugio entre escudos y estandartes de la historia, los fieros espartanos calman mi memoria sin hacerme pensar... por que si comienzo a pensar caigo y de nuevo, vuelta a empezar.

Es como una pelicula mil veces grabada, no por ser repetitivo deja de ser artístico... ojala perdiera la memoria en cuanto acabara para poder volver a repetirlo...

lunes, 7 de octubre de 2013

"De que real nunca habrá nada..."

Sientome yo, sin más dilación, en cuan ennegrecido letargo. Será el diván que por fortunios se mece entre el tiempo, inconcluso. Cabrá esperar, oh cornisa efímera, un canto agradable antes de caer en lo mas hondo.

De esta gruta de la cual no encuentro escapatoria... Oh musa, la cual llena mi corazón de calidez incesante, abandonada a la suerte de un sino que solo los divinos contemplan. Veleta sin rumbo, rumbo extraviado sin mapa, que no compensa.

Digo, y si sigo voy a control remoto; marioneta de tus gustos, para más tarde sentirme como un exvoto. Troncada desde tu alma perversa, flameas mis palabras para que no se entiendan. Me siento algo distante, ya no dibujo sonrisas igual que antes...

Y si caminar me lleva hasta tus olas color esmeralda, ya pueden sangrarme las plantas. Y si mirarte supone cegarme, viviré oradora deslumbrando desde mi boca lo que tus ojos me imparten, aduladora. Palparé incesante, estremeciéndome si traspaso tus vestiduras; complaciéndome, si en mi caricia encuentras una pequeña locura.
"Déjame sentir también amargura, así sabré que eres real" y recitando mis frases, no tratando de conquistarte, discernir en tus labios la curvatura final.
Déjame jugar con tu sonrisa, despertar con tus bostezos, y si me lo permites, perderme entre tus besos.

Recomienzo, y me imagino una pantalla. Tu silueta marcada entre notas disonadas; es el nerviosismo, de captarte como al arte para conservarte y disfrutarte de forma constante.
Y es tu contorno, no quiero dibujarte, solo mirar como te mueves de forma simple y sutil, tus gestos, tu olor, el rojo de tu carmín... Electrizante... y de un soplido me derrumbas, oh mujer ficticia, tu... novena musa, canta, canta... y de mi mente no te diluyas.
Habla, habla... aun que no sirva de nada. Saberlo lo se, que de real nunca habrá nada.

jueves, 3 de octubre de 2013

Nada...

Entre mis dedos torneo la moneda, oh, fortuna. Viendo las hojas de papel mojadas, deseando dejarse llevar por el viento. Huele a humo, un cenicero gastado y manchado de ceniza guarda los restos de una carta, de la cual aun pueden distinguirse algunas líneas que no se llegaron a extinguir.
Sigo mirando tras la transparentes capas que me separan del hoy, pero nunca me separan del ayer.
Sigo pensando, en silencio, escuchando el ondulante sonido del metal. Cierro los ojos.

Estoy en una sala, dos puertas a los lados y... camino en círculos sin decidirme. La moneda sigue girando. La lluvia tras las puertas no cesa, en ninguna me siento cómoda, en ninguna encontraré buen puerto, en ninguna se encauzarán las aguas... ¿será hora de dejar que me lleve la corriente?

Guardo la moneda en el bolsillo, ya no hay marcha atrás, ya no importa la puerta, ya da igual que cara salga. Será siempre cruz, si tiene que salir, daré mi cara, si tengo que darla.

Abro la primera puerta y una luz me ciega. Sin retorno.

sábado, 13 de abril de 2013

¿Huir o vivir?

No me encuentro bien, parece que todo lo que hago no es más que una mota de polvo que se deja llevar por el viento, por mucho que me esfuerce. ¿Realmente me esfuerzo o finjo que me esfuerzo? Estoy tan cansada...
Me siento pilar maestro pero se que en realidad solo soy una columna de decoración, en realidad se puede prescindir de mi, en realidad solo sustento los dinteles de una cornisa poco pronunciada.
Trato, desde mi niñez, con soñar más, con mirar más alto, con aspirar a todo aun cuando no se si quiera si puedo llegar a algo...
No soy yo... o si... ¿quién sabe? el "yo" es tan relativo, tan trasparente...
¿Qué intento hacer? ¿Qué pretendo con todo este tiempo?
Y siempre yo... siempre tengo que ser yo la fuerte, la dura, la inamovible, donde el resto pueda apoyarse.
Yo, la que nunca llora, la que siempre mantiene la cabeza alta, que no recibe mazazos de nada, nada la destruye, nada la fractura.
Pero las hondas que provocan el golpe en este armazón de hierro resuenan entre mis frágiles órganos internos, causando hemorragias internas.
Me arde el pecho, y todo aptitudes dispares según el momento. No se como comportarme, se enfrentan mi moral con mi necesidad, en una eterna lucha donde mis valores se unen a la batalla como árbitro preferente.
No aguanto más...
Pero siempre hay algo en mi que me dice que si, que si que puedo, que no me rinda... Y a veces pienso que ojalá pudiera arrancarme sanguinariamente esa parte de mi.
No puedo explotar, claro... yo nunca puedo explotar... Ya no por el resto, sino porque mojo continuamente mi mecha, en un impulso desesperado por salvar... ¿Salvar qué?
Es mi culpa y solo mi culpa pues yo he elegido el camino sobre el que ando, y sigo conduciéndolo lo más lejos que pueda del fácil, en la dirección contraria pero nunca con retroceso... ¿O tal vez si? Vuelvo a caer, una y otra vez en los mismos errores: Se fuerte, inamovible, no te rindas, lucha; tu honor ante todo, se impulsiva, déjate llevar por tu instinto, tienes que saber controlarlo todo// No, se prudente, mantén la calma, silénciate cuando debas hacerlo, estate atenta a todo, escucha pues es la única forma de aprender, no seas impulsiva, piensa...
Una y otra vez un ciclo constante y cuando los sobre paso a los dos, nuevamente, la misma respuesta: tienes que ser neutra, Vanessa, encuentra el punto medio; el punto medio es la clave para la buena vida
¿Pero qué es buena vida? Lo ético, lo lógico, lo moral... ¿Qué límites tienes? Complace, sin dejar de ser complacido... ¿Pero qué hacer cuando intentas ayudar, y aportar de ti algo más y el resto del mundo solo coge lo que puede y se marchita como el agua al evaporarse?
Inamovible... me rio yo de mi inamovilidad. Hay veces que solo quiero dormir, pero no encuentro más que una pérdida de tiempo ante tanta vida que disfrutar...
Friedrich Nietzsche dijo una vez, que los hombres necesitábamos a la vida no por que estemos habituados a ella, sino por que estamos habituados a amar. Que siempre hay algo de demencia en el amor, pero que también hay algo de razón en la demencia.
Pienso que somos dementes de nuestras propias ilusiones y esperanzas. Que la ilusión y la imaginación no son más que proyecciones del amor que podemos procesar...
¿Pero qué sucede cuando cesan nuestros sentimientos buenos? No pasa nada... solo son malas rachas...
Es horrible, siempre que intento buscar consuelo en las malas palabras siempre me acabo dedicando palabras de apoyo... Por que, no se pero es como si ya no me valieran las que dicen los demás, como si... no encontrara a nadie, ya no que me diera consuelo, que los hay, sino que sepa darme el consuelo que necesito.
Quizás busco consuelo en el amor... y es que, por mucha dureza que quiera aparentar se que necesito amor, como otro cualquiera, o incluso más que muchos, aun que no tanto como otros, lo comprendo. Pero... ¿me llena lo que tengo? Seguro que si pero... en parte no... Me duele decirlo... pero me he acostumbrado tanto a pedir más y más de mi que... no se si se ha traspasado a otros campos. Quizás lo que necesite es irme de aquí... lejos, estar sola y poder pensar y hablar conmigo misma. Puede que lo que necesite es obligarme al exilio solitario de caminar incesante por lugares que desconozco, tanto en gentes como en recorridos.
Quiero estar sola... pero a su vez... me aterroriza sentir el frío acero de la solitaria daga del destino.
¿Pero qué es destino? Creo que las palabras solo son palabras, pero lo son todo en realidad. Solo son palabras porque... pueden cambiar tanto de significado con el paso de los tiempos, de los años, de las décadas, incluso de los meses... Para mi el destino es aquello que no podemos cambiar, en base, pero sí algo que podemos transformar parcialmente. No podemos cambiar el final, pero sí el modo en que llegamos a él.
Los científicos dicen una y otra vez, obcecados, que el destino, como la misma palabra lo indica, es un pensamiento de fin y acción y inamovible, que somos marionetas de este en cuanto creemos serlo. Tengo dos respuestas para esos científicos  y para el resto de personas que lo piensan como una dictadura, más que como un sentido o una palabra.
La primera, es que negáis su existencia basándoos en su significado y aludiendo a que, si existe, solo somos peleles sin voluntad propia. ¿Acaso algo, por que no nos guste o no queramos que sea así, va a ceder a nuestra voluntad y ser de la forma que queremos o simplemente no ser, solo por no querere aceptarlo? Es como la muerte. Todos vamos a morir... podemos morir en cualquier momento, nos negamos a creer que puede pasar en cualquier instante pero por mucho que queramos convencernos si es asi, lo es. Algo no puede no ser, solo por que queramos que no sea.
Y la segunda es... que todos a los que intento explicar esto, acaban diciendo, con un tono de terror en la voz, casi suplicante de ayuda, que "entonces no somos dueños de nuestras vidas".
Nuestras vidas nos fueron entregadas por algún motivo, o no, eso no es lo que importa. Lo que importa es que decidimos cada acción, cada reacción, cada palabra y cada mirada que damos es algo nuestro. El camino que tomemos es nuestro, nosotros lo pensamos. El destino solo es un presagio de lo que puede pasar y de lo que terminará pasando finalmente. Nosotros y no él, somos los únicos que podremos marcar como cierto el camino que queramos, y aceptar con orgullo el final que nos toque, sabiendo que no hemos sido guiados por el, sino guías de este.
Muchos dirán, pues, que ya que existe el destino ¿Para qué trabajarse la vida? Pues porque si no la trabajas desperdicias ese margen de libertad con el que todos hemos sido dotados. Y eso, eso si que es ser un pelele del tiempo y de las adversidades, mientras nos quedamos impasibles según pasan nuestras vidas.

No se lo que me guarda el destino... nadie lo puede saber con certeza... Pero es lógico no saber bien que hacer con nuestra libertad, tan ligeramente aportada, tan sutilmente otorgada... Es normal... pero siento que se me acaba el tiempo. El tic tac resuena en mi cabeza como un reloj constante que no se detiene ni aun con martillazos. Es el anillo único de los relojes, y tengo que encontrar mi monte del destino para dejar que suene.

Si... quizás sea eso... quizás deba partir en cuanto termine un par de cosas y tenga medios para poder hacerlo.
Pero claro, de aquí a unos meses ¿Quién sabe que puede pasar con mi vida? Quizás vuelvo a la nada, a empeñarme en construir una vida de la que no estoy aun segura si se llevará como yo quiero...
Yo quiero escribir, ser libre... siempre quise ser libre... y me siento entre unas cadenas de responsabilidad que yo misma me planté...
No me gusta, no lo negaré, pero tampoco negaré mi bipolaridad en este campo ya que aveces no puedo vivir sin ello y otras deseo destruir todo lo conseguido.

(suspiro)

Da igual... Pero necesito urgentemente escapar.

jueves, 11 de abril de 2013

Lamento

Siento decaer. ¿A donde fue mi fuerza?. Hercúleo espíritu, espartana actitud. Y aun con todo ello admiro la belleza de las hadas, que vuelan tras mi ventana, libres y sin cadenas que las aten.
Quiero huir, pero la huida es de cobardes. ¿Llorar? sigo pensando que solo es una muestra de debilidad, pero, en esta vida no todo es blanco o negro, se ha de reflexionar...

Mirando al frente solo veo un túnel que me lleva como a un autómata. No camino, pero me muevo. Me enredé entre tu traición y ahora no consigo salir de esta locura.

Me duele el pecho, aun sin saber porqué. Todo muere, pero se supone que debería ver que todo renace también.
¿Soy un fénix? seguro, al menos en ficción, por que con la realidad te quemas y no renaces; porque con la realidad gritas, y pocos van a rescatarte.
Yo no necesito ser rescatada... Y una vez más caigo en mi propia trampa de mentiras donde yo me hago la fuerte y los demás... los demás se apoyan en los hombros de una estatua medio derruida.

martes, 9 de abril de 2013

Cariátide del destino

Soportando las pilastras
de un monumento perdido,
la piedra ya es historia
los recuerdos ya se han ido.
Olvidado, transcurre el amnésico tiempo
que divaga entre las horas.
La roca muerta, las batallas perdidas
testigos son los muros
de cada una de las caidas.
Y caminar no puede
tampoco relatar lo vivido
pero si lo hiciera...
¿que diría este monumento perdido?
Fracturando nuestro resplandor
¿que hace esplendoroso al hombre?
¿que lo hace al campeón?
Se deshacen en un tictac constante
unos antes, otros después,
sin consuelo, sin perdón.

Soy  cariátide del destino,
bajo estos pilares que sustento.
Cantar nunca pude
mi garganta está quebrada
pero sigo al pie
narrando historias no contadas.

El tiempo de los hombres, se dice;
producto de los dioses, se reniega;
más tanto unos como otros
entre la memoria de los muertos queda.
Sin embargo, lo que vemos es lo que cuenta,
y yacen mis restos en esta tierra seca;
de pastos ya perdidos
donde solo queda reflexionar,
entre el silencio que al fin llega,
un silencio para toda la eternidad.
Aun que mis labios estén silenciados
yo sigo sustentando los pilares de la historia
y el monumento permanece
donde perecen las personas.


Soy  cariátide del destino,
bajo estos pilares que sustento.
No hay cabida para el sentimiento,
pero las rocas también lloran
llevo una fuente, ya seca, dentro.

Desliza tus dedos, por el mármol de mi cuerpo,
descubre mis adentros, los detalles que contengo,
transita mis pasillos, con ojos de admiración,
difunde al mundo, que sigo viva
aun cuando ya nací muerta.
Pregunta a los que ahora existan
si alguien me recuerda.
Fui olvidada, entre rocas y hermanas perdidas
único pilar en pié de mi ralea
solo queda esperar,
ver qué el destino nos dicta.

miércoles, 27 de marzo de 2013

Brilla

El delicado flanqueo, la esquiva, el avance. Una defensa impenetrable, tanto como las murallas troyanas no?
Son los deseos de eternidad lo que abarcan el tiempo disperso, sumido en la enormidad de dominar a Cronos. Cantarán los atlantes llantos de dolor sopesando los pilares de nuestro universo.
Baila, Caronte, entre tu laguna con un rumbo invariable. Y es nuestra soledad lo que nos hace pensar en los mitos de forma constante.
Siéntete carmesí en las batallas del ayer, para dejar un sol rojo y una luna neutra a la que nunca aullar. Entristéceme desde los albores del egoísmo y siéntete libre lanzándote desde el abismo. ¿Como suena la caída? ni si quiera duele el cuerpo, cuando ya no sientes el alma

viernes, 15 de marzo de 2013

Un quizas

Despertar... es como mirarte por ultima vez. Un último suspiro, esa última palabra, que siempre termina siendo la menos idónea.
Mirar por una ventana sin ver más allá del cristal.
Cautivar la mirada, tocar al tacto y sentirte embriagada entre la calidez de tus brazos.
Miro al cielo y pienso en cuantos antes lo miraron, si compartimos este mismo techo todos estamos conectados. Respiramos el mismo aire. Quizás uno de mis soplos esté ya por Asia dejándose llevar entre los campos de arroz.

Acaramelado fuego que fundes mis esperanzas, seré Filípides en martón corriendo hasta tu portal, desde el cual me cuelgue en la cornisa llegando así a las vallas que encarcelan tu persiana. Y besarte una última vez tras el metal que nos separa.

jueves, 7 de marzo de 2013

Sin remedio

¿Quien soy? A veces me lo pregunto y me replico a mi misma queriendo resolver la pregunta con otra respuesta. No queda más en la cesta por arrojar y mi saco de regalos esta vacío ante la vida. ¿Que cabe esperar? Solo el destino es conocedor de un más allá, el que sigue después de nuestras punteras y narra un "sucederá" cerrando las fronteras que quiera.
No se haya satisfacción. El día a día es el poseedor de nuestro tiempo y en todo momento siempre hay más de una persona allá fuera asistiendo a un proceso más como puede ser la muerte.
Las estrellas serán ahora mis espectadores más brillantes, y sentir envidia de la luna por estar rodeada de diamantes. Un lago cósmico que evito en, la poca visibilidad de la ciudad donde habito y ya está... Esta es la 5ª sinfonía de un "Quizás" a esos tantos expectantes que esperan algo del más allá.
Estamos solos meciendo nuestros sueños en una hamaca que está apunto de desquebrajar.
¿Disfrutar? La felicidad es efímera si solo se sonríe un momento y se tornan rápido a las caras lívidas, sin vida. Sin limites y todo en desmedida. Ya no hay proporción ni razón en nada de lo que diga. Siento divagar...
Arrojando fuerte, lejos, alto a todo aquello longevo para que venga ami el amargo sabor de lo efímero.
Triste es ver como un ángel se despeña coger una pluma y guardártela como recompensa. Escribo cosas superfluas.
¿Existe la realidad? Esta allí fuera, cógela con las manos pero nunca se entenderá. Solo vemos lo que creemos, lo demás es un enigma.


Solo leo. Trato de ocultarme entre una hoja que camufle la herida y para crear otra que solo deje manar imaginación.
¿Es todo esto autocompasión? Me siento penosa por ello. Y sigo sumergiéndome entre el azar imaginativo de un escritor. Y sigo pensando si yo llegaré a absorber así a la gente con lo que narre. No importa. De nada sirve dejar escapar un lamento si el lamento no se refrena nunca. No es un vaso de agua, por mas que vierta lágrimas no me voy a vaciar. De todas formas no puedo llorar, parece algo fugaz en mis capacidades.

sábado, 9 de febrero de 2013

Que bonito...

Se tira al suelo, dramáticamente y exclama:
-¡Oh! ¡necesito a alguien que me muestre la luz...!

Hay un pequeño silencio mientras ella solloza. Llaman a la puerta. Dudosa se seca las lagrimas, se incorpora y la abre. Es un tío que la enfoca en la cara con una linterna y se va.

Gracias mundo


Mi propio espejo

Mi carcajada resuena con eco propio... Esta hueca al igual que este maldito sitio. Arrojo una lata a la nada. No se escucha, no cae, tampoco se si sigue o sube. Ni el silencio me responde.
Pego un puñetazo a un muro. Veo mi impotencia vencida cuando se deshace, como si atravesara una nube. Caigo a este suelo inestable y me doy cuenta de que mi puño sangra. Con ello caigo en el hecho de que no sirve de nada enfadarse. Mi ira será mi propia destrucción.
Pese a todo, sigo preguntándome porqué me martirizo... Por el amor de dios no es más que un sueño... Una fantasía.
Por dios Vanessa, ¿que te pasa? Nada de esto tiene sentido. Y me vuelvo a reír.
Soñar con algo que no se puede soñar. Ilusionarse sin pruebas de que algo sea cierto y... desilusionarse. Cabrearse después para encontrarme conmigo misma frente al espejo entendiendo que estoy mal por no conseguir algo que no debería ni pensar, que no sabía desde un principio si era cierto y por algo que se perfectamente que tendría que rechazar.
¿Buscas eso, maldita miserable? Busco solo hacer daño para mi propia satisfacción. No valgo ni un insulto.

-Es que veo que la vitalidad se escapa entre mis manos, la libertad.
-¿Libertad? ¿A qué te refieres? A pasarte el día autocompadeciendote, haciéndoselo ver a los demás y caminando en busca de alguien que te quiera sintiéndote tan mal por todos tus errores que, por cierto, fueron todos culpa tuya?
-¿Ya empezamos?
-Esto nunca ha acabado
-Y por lo que veo nunca acabará
-No hasta que dejes de existir
-Me suicidaré, entonces.
-Si, seguro. Porque eres una cobarde que no quiere enfrentarse a su propia mierda. Siempre tomas la decisión más fácil.
-No es cierto, y lo sabes.
-No importa lo que sepa yo... pero... ¿y tu? ¿Qué sabes?
-Mucho, poco... ¿Qué importa?
-Importa, cosas como que lo que no puedes dar emocionalmente... lo que no puedes dar por la decadencia de tu ser, por ser impotente y poco imaginativa te lo cobras en capital. Por ejemplo. Algo precioso, por cierto.
-Cierra la puta boca, asco de ser.
-Eso, insúltame a mi. Pero que no se te olvide que estás hablando con tu propio reflejo.

Tiré otra lata y el espejo se rompió en mil pedazos... No sangraba, pero por dentro estaba destrozada...

No hay título imaginativo

"Háblame" me dijo, "hazme caso" imploró.

Llévame al Hades, pues ya no me queda tiempo en esta tierra. Y vagará mi alma descarriada, guiada por la sinrazón en un mar de llantos. Beberé de la laguna estigia y mi memoria se irá con mi recuerdo.
Ah, Olimpo... ¿Donde fui a parar? destierro infortuito que sufrí bajo vuestros rayos. Las sirenas me llevaron, las arpías me atraparon y las musas... oh., musas... ellas ya hace mucho que me abandonaron.
Y el lamento será ahora la cascada que me despierte. Y el tormento la casa que me resguarde. El odio y la venganza el sentimiento que me impulsen. Y la lujuria la sensibilidad que me sacuda.
Caminante sin camino, no hago camino, retrocedo hasta empezar. Renaceré cual fénix, será un nuevo despertar.

Las campanas se agitan y yo estoy a su lado. Ya estoy sorda, no oigo tu voz así que guíame con las manos. Acaricia mi espalda, luego salta a mi garganta y... siento el desgarro. Son mis cuerdas vocales llevando al sonido a su punto álgido.

Lo didáctico lo decidirán tus dedos. Enséñame, enséñame a sentir tu calor y a confundirme con tu aroma. Arrópame entre tus senos, déjame resguardarme en tu boca y que mi techo sean tus ojos acaramelados.
Danza contenta, yo te miraré sentada, esperando el momento en el que te confundas con mis sábanas.

Desamparada, sola, huérfana de la creatividad que me impulsaba. Y es que es como arrancarme el alma, mi amada, solo tu me dabas todo lo que necesitaba.
Inspiro, espiro y las caladas de un cigarrillo ficticio quemaron mi casa. Fue mi locura que en un abrir y cerrar de ojos se desbordó abriendo así la caja...

Capítulo 3

http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=92692&chapid=331911

lunes, 4 de febrero de 2013

Capitulo 2

(Si quereis leerlos mejor mirad en http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=92692 mirando en capitulo 2)

Se acercaban a mí… esas mismas siluetas blancas… Parecían bailarinas que jugaban a mi alrededor, tentándome o quizás burlándose. Escuchaba su canto, pero este se tornaba en un pitido irritable. Una sirena, unas campanas, ya no distinguía nada. Y mientras tanto aquellas sirenas venían hacia mí, inmaculadas, poniendo sus manos sobre mi cuerpo.
Una sacudida me despertó, la cabeza me dolía y tenía un amargo sabor de boca. Fui abriendo los ojos y de un respingo casi me caigo de aquella altura. Miré a mi alrededor, estaba en un camino, el bosque pasaba a mi alrededor y yo mientras iba montada de mala manera en los cuartos traseros de un caballo. Sus huesos se clavaban en mi estómago, ya que estaba medio recostada, como si alguien me hubiera puesto así cual saco de patatas. Me retorcí y sentí un agudo dolor en la espalda.
-¡Silencio! ¡Cómo no dejes quieto tu trasero me encargaré de que no poduedas moverlo en una buena temporada!
Aquello me había pillado tan de sorpresa que no sabía bien que responder. Enseguida mi carácter me perdió.
-¡¿Pero de qué vas, so chulo?! ¡Bájame ahora mismo de aquí! ¡Tengo mis derechos, animal!-pataleé tratando de bajarme del caballo, pero no estaba muy convencida, no parecía muy seguro bajarse de ahí en marcha, mucho menos a esa altura. En algo que no había caído hasta ese momento era en que me llevaba en caballo. ¿Qué pasa, no tenían un pequeño coche o algo? Esto tenía que ser un parque nacional o algo así… ¿Pero cómo había acabado en este sitio, fuera el lugar que fuera? Todo era muy desconcertante… Igual había tenido un episodio de amnesia…
-¡Ya me cansaste!-aquel hombre al que apenas veía bien se bajó del caballo y como si fuera una pluma me cogió y me tiró al suelo. Algo de arena se levantó, cerré la boca fuerte para que no me entrara dentro, al igual que los ojos. Me giré rápidamente, aun en el suelo.
-¡¿Pero qué coñ…?!-No me dio tiempo de terminar la frase cuando sentí su bota en mis costillas. ¿Qué tipo de gente era esta? Aquel patadón había sido como si me diesen con una barra de acero. Abrí los ojos mientras me agarraba la zona dolorida y le miré de arriba abajo. No sabía ya en qué punto estaba mi razón o mi locura. ¡Aquel hombre iba vestido con una armadura! “Esto tiene que ser un amargo sueño…” pensé “No hay otra explicación”. Le observé con el mayor detenimiento que pude antes de que volviera a golpearme. Era una armadura grisácea, donde podía distinguir debajo una cota de maya. En el cinto se podía apreciar lo que parecía una espada y a su espalda una capa blanca. No pude ver más, apreté los ojos y me hice una bola, esperando que parada ese malnacido para poder levantarme y darle una paliza.
Una dulce voz sonó tras mis espaldas.
-¡Alto! ¡Deteneos! No es menester este tormento. Os ordeno que ceséis esta tortura.-Tras sus palabras, no hubo más golpes. Me subieron al caballo, aun sin delicadeza y seguimos andando. Estaba bastante dolorida como para volver a quejarme, pero a dios ponía por testigo que ese cabrón recibiría su merecido… me había quedado con su cara. Era un hombre alto, fornido, con un espeso bigote sobre los labios y perilla bajo ellos. Su pelo era negro y los ojos habría jurado que eran marrones. Me había quedado bien con sus facciones, si le volvía solo por la calle se iba a enterar.
El trotar del caballo era incómodo, pero me acabé acostumbrando. Estaba más preocupada, en realidad, por el dolor aun reciente y no caerme de bruces contra el suelo. Mi mirada se desvió hacia el resto de personas. Había tres más… caballeros… o frikis… o lo que diablos fueran. Pero había tres más que estaban vestidos con una armadura muy parecida a la del perro este que iba a mi lado, pero ninguno más llevaba capa. Nadie hablaba y cuando ya creía que no había nadie más recordé aquella voz, y aquella mujer con la que me había encontrado. Miré hacia todos lados hasta que la pude ver, por adelante, pero no demasiado. Estaba de espaldas, trotando al ritmo en otro caballo, pero este a diferencia de los otros era de un tono gris claro, y por el tamaño juraría que era una yegua. Se había quitado la capucha y ahora podía ver su fino pelo agitarse por el viento y por el trote del caballo.
No sabía bien cuanto tiempo me había quedado mirándola, pero fue mucho, de eso estaba segura. Cosa que era estúpida, no veía más que el mecer de su pelo, sutilmente un poco de su cara y ni siquiera olía nada, todo olía a estiércol de caballo. Y los hombres olían mucho a sudor y a roña.
Más preguntas se pasaban por mi cabeza: ¿A dónde me llevan? ¿Qué he hecho? ¿Por qué me golpean sin más? ¿Por qué ella me detuvo si es que va tan tranquila a su lado? ¿Por qué ella no es presa? Y mejor aun ¿Por qué la obedeció aquel tipo cuando ella dijo que parara?
Poco a poco fuimos saliendo de ese maldito bosque y acercándonos a lo que parecía un lugar de cultivos de maíz. Empezamos a ver a más gente y, ¿Qué le pasaba a todo el mundo? Estaban vestidos como campesinos de hace cientos de años. Igual todo aquello era una feria medieval súper trabajada. Si era así les iba a poner una denuncia que no se la creerían ni ellos.
La gente se quedaba mirándonos con cara de todos. Ni que no se hubieran visto en un espejo, al menos estos tenían mejor pinta que ellos, tenían papeles más interesantes, al parecer, en todo este gran teatro.
Atravesamos unas murallas. Las observé bien y juraría que estaban hechas con piedras de verdad. Tenían que tener muy buenos decoradores, en eso si que les ponía un diez.
Dentro de aquel sitio era como un gallinero. Olía peor que fuera, ya no solo a humanidad sino a carnaza en las brasas, verduras y fruta podrida y estiércol, mucho estiércol… Los de sanidad se iban a poner finos cuando se pasaran por allí. Estaba bien algo de realismo, pero tanto… Ya no solo por el olor, sino por el tremendo ruido que había. Los vendedores gritaban sus precios y ofertas peor que si estuviera en el mercadillo de mi pueblo. Había muchos animales, que cómo no se sumaban al estruendoso sonido. Pasamos por delante de lo que parecía una herrería, y un hombre te tenía los brazos como mi cuerpo entero estaba golpeando el metal candente en la misma puerta. Las chispas saltaban por todas partes y empecé a sentir pánico de que quemara a los niños que estaban jugando a lo que… parecía… a caballitos o algo así, que estaban justo al lado.
Nos detuvimos frente al castillo más impresionante que había visto en mi vida. La piedra estaba casi nueva, por lo que o lo habían restaurado o los decoradores se merecían un diez más a su favor.
-¡Alto! ¿Quién va?-dijo uno de lo que parecían los guardias de la entrada. No llevaban pistolas, allí todos se tomaban el papel muy bien, tenían espadas, armaduras, lanzas y todo… Me empecé a plantear lo incómodo que tenía que ser ir al baño con todo eso puesto encima.
-Abrid las puertas, encontramos en los bosques a un intruso de atuendo particular y palabrería extraña. Venimos a presentarlo ante el consejero para sentenciarla y tomar el castigo consecuente.-“¿Castigo consecuente? Ni que hubiera intentado poner una bomba” pensé. Todo aquello me estaba dando muy mala espina, no me gustaba nada nada toda aquella situación.
-¿Por qué no la lleváis directamente a la horca?
“¿Horca?” pensé con un miedo espantoso que brotó de pronto en mi interior. Casi me quedé sin respiración. “No, no. Lo dirán de broma, para dar espectáculo, hombre…”
-La hija del consejero real, Lady Lara ha saludo en su defensa y exige que la presentemos ante su padre. Amenaza con dar parte a este si desobedecemos sus deseos-Se notaba en su voz un tono irritable, como si nada de aquello le gustara.
“Vale, ¿Y quién es esa Lady Lara?” Miré hacia todos lados y la única mujer que nos acompañaba y que podía saber del caso era la chica que me había encontrado. Mantuve la mirada fija en ella, esta miraba hacia el guarda, indiferente de todo lo demás y casi como si no hablaran ni de ella. “¿Hija del Consejero real? Pues si que se ha cogido un buen papel…” Todo esto era una parafernalia, estaba segura de ello. Muy bien trabajada, pero una farsa, pese a todo. Quería ver de una vez a ese maldito “Consejero real” y que me llevara con el director del circo este, o lo que sea, pero que me llevaran con el responsable para poder volver a mi casa lo antes posible, empezaba a estar cansada.
Hubo un pequeño silencio, tras el cual los guardias se hicieron a un lado y nos dejaron pasar. Al entrar en el castillo, más que campesinos empecé a ver soldados por todas partes. Todos igual vestidos. No podía ni imaginar la cantidad de dinero que se habrían gastado en ese material, porque parecía hierro de verdad… Esto me recordaba demasiado al señor de los anillos.
Seguimos subiendo por una cuesta hasta las puertas de lo que parecía la entrada del castillo, una vez atravesado un gran patio con varios caminos. Se empezaron a bajar todos de los caballos y aquel canalla me bajó bruscamente a mi también.
Se adelantó, vi como esa tal Lara se bajaba también, pero con una elegancia que no había visto antes. Seguí observando sus delicados pasos hasta que uno de los soldados me sorprendió con un empujón para que echara a andar. Hice caso a regañadientes, aun me sujetaba sutilmente el costado, el dolor seguía algo latente.
Entramos en el edificio. Había una sala enorme, con una hilera de columnas a cada lado. La piedra era muy gruesa y apenas había ventanas pero se veía lo suficiente. No se habían olvidado de ni un solo detalle. Antorchas en las paredes, blasones, escuderos y al fondo del todo, tras un gran pasillo de mármol había dos asientos o bueno, mejor dicho dos tronos. Uno era mayor que el anterior y parecía haber una figura humana en el grande.
Cuanto más nos acercábamos mejor podía ver a aquella persona. Parecía un hombre de unos cuarenta y algo. Delgaducho, alto… Ya se empezaba a ver la cumbre de su cabellera grisácea. Tenía una barba bastante espesa por la zona de la perilla, la cual estaba adquiriendo el mismo tono, y un fino bigote que adornaba la cornisa de sus labios.
Nos detuvimos a escasos 10 metros de él. El cabrón que me pateó se inclinó haciendo una reverencia para que con una orden de la mano del viejo se volviera a incorporar.
-Ser Niller ¿Cuál es el motivo que está haciendo perder mi valioso tiempo?
-Disculpad, señor, mas encontramos a esta fugitiva en los bosques del rey sin autorización. La hubiéramos colgado directamente si no hubiera sido por… Lady Lara-la lanzó una mirada rencorosa de reojo-Exigía que la lleváramos ante usted.
-Bien, Espero que tengáis una explicación para esto-dijo el viejo, dirigiéndose a Lara, mirándola recostado en el trono. Ella se adelantó un paso con decisión e hizo algo parecido a una pequeña reverencia pero con el vestido.
-Disculpad mi atrevimiento, señor. Mas esta dama no se coló en el bosque del rey. Fui yo quien la dejó que me acompañara…-alcé las cejas. Estaba mintiendo, eso era obvio.-Es mi nueva sirvienta. Pagué el precio justo por ella a un mercader ya que me aseguró que no quedaría disconforme con sus servicios.
“Un momento… ¿Sirvienta?” pensé confusa, este circo se les estaba yendo de las manos. El viejo permaneció callado un momento, aun mirándola, como si estuviera pensando en algo.
-Ser Niller.
-Si señor-dijo dando un paso al frente, ese maldito canalla.
-Ya habéis escuchado a la señorita, podéis llevar a la nueva sirvienta de mi hija a que la den una ropa decente… y no esas curiosas prendas…-dijo casi con asco, cosa que me ofendió. ¿Pero qué tenía todo el mundo con mi ropa? Pues al menos yo no iba vestido como un payaso con calzones y mayas, no te digo…-Después mandadla con a los aposentos de Lady Lara.
-Si… señor consejero-dijo este, inclinándose un poco, a regañadientes y se giró caminando en mi dirección. Me cogió con fuerza del brazo y tiró de mi.
-¡Eh! Con cuidadito, perillitas, que te tengo calado-dije frunciendo el ceño y entrecerrando los ojos, mirándole de mala manera.
Tiró de mí hasta la salida, con brusquedad y seguido de cerca por los que parecían sus perros falderos.
-Bueno, ya está bien, dejad esta farsa de una vez. Quiero volver a mi casa. ¿A dónde se supone que me llevas?
-Tu hogar está aquí ahora, al lado de Lady Lara. Te vas a las lavanderas, a que te den algo más decente para una mujer. Las mujeres van con vestidos, no con…-hizo una pausa, sin saber cómo definir bien mis vaqueros-no con eso, sea lo que sea.
-Oye, un respeto con mis pantalones, que me costaron caros.
Parecía que me ignoraba por más que le hablara asique dejé de insistir mientras veía como me llevaba a las partes traseras del castillo, recorriendo otro patio hasta entrar en otro edificio, de menor tamaño que el otro pero no por eso pequeño. Al entrar se notó bastante el cambio, aquel sitio no era nada lujoso, mucho menos si lo comparamos con el castillo de antes. Pero no era peor que el poblado que tenían montado allí fuera. Había cuatro mujeres que estaban frotando con fuerza algo de ropa sobre unas rocas. Detuvieron su trabajo para mirarnos.
-Esta es la nueva sirvienta de Lady Lara. El consejero real ordena que la vistáis adecuadamente y la llevéis después a los aposentos de la señora.
Sin mediar más palabra se fue tal como entró, sin un ápice de educación. Gruñí por lo bajo, mirándole de refilón antes de que se fuera del todo, dando un portazo a la maltrecha puerta de madera. Giré la cabeza para mirar a las mujeres y empecé a sentirme seriamente incómoda. ¿Qué hacía allí? Lo que tenía que hacer era largarme y punto, y pasar de toda esta jauría de locos. Pero… si me iba ahora no podría pasar esas murallas, los soldados se veían muy emocionados metidos en su papel. Mientras tanto yo seguía allí de pie, parada, bajo la atenta mirada de aquellas mujeres.
Tres de ellas eran jóvenes, tendrían ya los veinte algo. Eran delgadas, morenas, bastante voluptuosas en lo que se refería a curvas femeninas. Dos de ellas tenían el pelo ondulado y la restante muy muy rizado. La otra mujer ya aparentaba tener casi los cuarenta. Si fuese un poco más mayor hubiese jurado que eran madre e hijas, pero para eso las tendría que haber tenido, al menos a la mayor, a los 15 años más o menos. Esta estaba bastante rellenita. Tenía unos pechos muy pronunciados y ya algo caídos. Una tripa considerable, unos brazos que daban algo de miedo y era más baja en estatura que las otras mujeres.
-Amm… yo…-comencé a hablar, tras un eterno silencio-Verán… yo no debería estar aquí, y me da miedo que me vais a hacer y qué le vais a hacer a mi ropa asique… Un placer pero… nos vemos, hasta otra, ¿eh?-dije esto mientras caminaba hacia atrás con sonrisa nerviosa y comenzaba a irme.
-Un momento, no puedes partir. Eres ahora propiedad de Lady Lara.-dijo la que parecía ser la mediana de las tres.
-No, guapa, yo no soy propiedad de nadie. A sique, me piro.
-Alto ahí-una voz casi gutural sonó a mis espaldas. Me giré despacio, con miedo a encontrarme a un toro o a un oso detrás de mí. La mujer grandota se había pesto las manos en las caderas y me miraba fijamente. Tragué saliva.-Eres ahora de la señorita Lara, nos han encargado vestirte y llevarte a sus aposentos y así vamos a hacer.
-No… verá señora esto ha sido todo un fatal y enorme error…
-¡Qué vengas aquí ahora mismo he dicho!-dijo alzando aun más la voz. Lo que más miedo me daba es que sabía que no estaba enseñando toda su potencia de sonido.
-Va… vale, si. Quizás pueda quedarme un ratito, si-dije, riendo nerviosamente, pero no muy alto. A ver si se le iban a cruzar los cables y me soltaba un guantazo que me ponía la cara del revés.
Me cogieron entre la mujer grande y una de las chicas llevándome a un cuarto contiguo donde había un gran armario. Empezaron a mirar ropa y ropa y más ropa. Toda era del mismo estilo que toda esta especie de feria.
-Vale, creo que esto te valdrá. Tienes que tener más o menos mi taya asique, servirá-dijo joven de ojos verdes con voz dulce. La miré de arriba abajo y si… más o menos éramos de la misma altura y tamaño en general, solo que ella tenía más pechos que yo… o eso parecía. No sabía ya bien si era ella en natural o ese tremendo corsé que le ponía los senos de corbata.
Miré lo que me querían poner, era como un disfraz medieval de noble. Cuando lo tuve puesto me miré al espejo. Nunca me había sentido cómoda entre vestidos… nada cómoda, a decir verdad.
La tela era buena, pero no tan buena como la que había visto en lo que llevaba puesto Lara. Era de color azul apagado. Hacía un escote en U, sin llegar a mostrar demasiado el canal de los senos. Tenía bordados de un amarillo apagado, pero bonito. En el centro se entrelazaba hasta el fin del vientre, donde se cruzaba con otro bordado que marcaba la cintura. El vestido llegaba hasta el suelo, y casi me daba pena mancharlo de lo bonito que era. Las mangas eran también muy largas, cubrían mis manos, pero estas tenían fácil salida entre su finura.
Me veía y no me reconocía. La última vez que me había puesto vestido fue… ya ni lo recordaba. Y ahí estaba yo, reflejada en el amplio espejo. Me habían retocado también el pelo, siendo capaces de controlar mis rebeldes rizos, adecuándolos hasta hacerme un medio recogido. Estaba guapa, no podía negarlo, me sentaba bien lo que me habían hecho, pero seguía siendo una chica normal: Pelo negro como el carbón, rizado y largo. Mi estatura era normal, estaba delgada pero sin llegar a la delgadez extrema. No me quejaría si tuviera más pecho, pero en proporción con mi complexión era lo adecuado. Lo que si que me gustaban de mi eran los ojos. En realidad eran marrones, que no es un color que sea del otro mundo, pero tenían un pequeño tono cobrizo del cual siempre me había sentido orgullosa; pese a todo, a mi me parecía un marrón bonito.
-Bien, preciosa. Toda una señorita. Ahora irás a los aposentos de Lady Lara.-dijo la mujer grande, la cual seguía intimidándome aun.-Llévala tu, Sofí, querida.
La joven asintió y con delicadeza me empezó a conducir fuera del local, pasando por el patio y entrando de nuevo en el castillo.
-Eh, un momento. ¿Qué van a hacer con mi ropa?-pegunté, girándome. No me gustaba aquello, me habían quitado el sujetador y me sentía desnuda. Entendía que quisieran ser realistas y en el medievo no hubiera sujetadores, pero habría jurado que, por sus caras, nunca habían visto uno. No me fiaba de lo que fueran a hacer con él.
-No hay por qué preocuparse por eso. Madre la lavará y guardará a buen recaudo.
-¿Esa era tu madre?-Pregunté, extrañada. Ella asintió-¿Y las otras tus hermanas? Os parecéis.
-Así es.-contesté con simpleza mientras empezamos a subir unas interminables escaleras de caracol, en cuyos extremos se alzaban dos muros de piedra donde de vez en cuando aparecía una pequeña abertura, que de ser un poco más grande abría jurado que era un intento de ventana. Al menos entraba algo la luz y era algo más fácil no matarnos por aquellas horribles escaleras.
-Pero, si no os saca demasiados años. Os tuvo que tener antes de los 20
-Claro. A mi hermana mayor, Clara, la tuvo con 14. A mí dos años después y a la menor, Diana, la tuvo a los 19.
-¿¿Cómo va a tener hijos a los 14?? Si aun era una niña-mi asombro era evidente
-Ya era una mujer, podía concebir hijos-Dijo sin más, como si fuera lo más normal del mundo. Iba a seguir preguntando pero se paró frente a una puerta, tras entrar en un largo pasillo repleto de muchas más.-Es aquí.
Toco a la puerta, al no obtener respuesta al tiempo la abrió y entramos en ella. Fue entonces cuando me llegaron a la cabeza las palabras que me dijo Lara cuando la conocí: “A mi humilde morada”. Si eso era lo que ella llamaba humilde, que me colgasen ahora mismo.
La habitación era más grande que mi salón y mi terraza juntos. Las paredes eran de piedra, el suelo de madera y había una grandísima alfombra burdeos decorada en el centro. También había una gran cama de matrimonio, típica de la época que se intentaba imitar aquí: con cuatro columnas que emergían desde los cabeceros de la cama, uniéndose arriba por finos tablones de madera. Una gran tela de un blanquecino translúcido caía sobre ella, cubriéndola, atándose en cada columnilla de madera con un cordel de seda. Las almohadas eran pomposas y de plumas. La colcha era de tela gruesa, también de tono burdeos, pero se podía apreciar que bajo ella las sábanas blancas eran de seda.
Al otro lado de la habitación había una cómoda con un amplio espejo, repleta de objetos de belleza femenina. Al lado había una puerta corrediza medio abierta, desde donde se podía ver algo de ropa al fondo. Parecía ser un armario de pared, y bastante grande. Había otros muebles como dos sofás, un pequeño diván y un baúl, entre otros, pero eran menos destacables. Lo único del restode muebles que me llamó la atención era una estantería bastante amplia repleta de libros.
Al lado de la cama había unas puertas de cristal que dejaban entrar mucha luz, se podía distinguir que daba a un pequeño balconcito de piedra.
-Dios, mío. Dime que no vive aquí.-dije anonadada, aun mirándolo todo.
-Este es el dormitorio de Lady Lara-dijo ella, con tranquilidad.-Pero ahora no se encuentra en él. Aguardarla aquí, pronto llegará. Yo tengo que volver a mis labores.
-Ah… bueno… vale… está bien. Gracias por acompañarme… am… ¿Sofí? ¿Así te llamas?-Ella asintió con una dulce sonrisa, parecía que todo en ella era dulce. Si la ponía en una tortita caliente seguro que se fundiría en ella.
-¿Y vos?
-Ah, yo… Ariadna, siento mi educación-dije, mientras me rascaba la nuca algo avergonzada. Ella asintió de nuevo, aun con la sonrisa en los labios y se fue cerrando la puerta tras de sí.
Me quedé sola en aquella inmensa y solitaria habitación, por lo que me dediqué a observarlo todo con algo de detenimiento. Llegué a la estantería y repasé los libros. Todos eran de fantasía, de caballerías y de aventuras. Si estos eran de Lara ya podía imaginarme que le gustaba leer.
-¿Sabéis leer?-se escuché decir, suave y tranquila, tras mis espaldas. Me sobresalté y di un respingo, girándome para mirar quien era la que había entrado tan silenciosamente. Vi a Lara en la puerta y me relajé un poco más, suspirando.
-Dios, que susto.-cuando recobré el aliento miré de nuevo los libros, me había hecho una pregunta-¿Eh? Claro. ¿Cómo no voy a saber leer?
-Tenéis que venir de una alta cuna, pues… Y si no… ¿Quién os enseñó? ¿Un Señor al que servisteis antaño, quizás?
-Eh, eh, eh. Para el carro. En principio, yo no sirvo a nadie. Y segundo… deja ya ésta tontería de hablar en modo antiguo. Tanto pasado me ésta dando dolor de cabeza, es como si estuviera en clase de historia.
Ella frunció el ceño, como extrañada.
-No… No os entiendo… Vuestro lenguaje…-parecía muy confusa. Sacudió levemente la cabeza y continuó.-Ahora sois mi sirvienta. No me quedó otra alternativa, estabais en el bosque del rey. De no haber actuado así os habrían ahorcado.
-Ya, ya, gracias por hacerme tu esclava y esas cosas. Pero ahora, quiero irme a casa. No si ni donde estoy, pero estoy cansada. Me habéis hecho ponerme esta estúpida ropa, peinarme de esta curiosa manera y perder mucho tiempo asique. Buen día, si puedes indicarme la salida, mejor que mejor.-dije mientras la apartaba a un lado y abría la puerta para irme.
-Aguardad…-suspiré al escucharla, si no fuese porque era tan guapa ni me hubiera parado. Me giré para mirarla, cansada de discutir.-Por favor, hablemos. Todo esto es muy confuso y deseo ayudaos-alzó la mano indicando que me sentara en uno de los pequeños sofás de la esquina. Suspiré de nuevo y fui a regañadientes, cerrando la puerta tras de mí y sentándome pesadamente sobre el sofá. Ella se sentó con delicadeza en el otro y aguantamos un segundo la mirada.-Decidme… ¿de qué hacíais en el bosque del rey?
-Ni si quiera sabía que estaba en el bosque ese del rey. Lo último que recuerdo es... que iba en mi coche y… no sé… He tenido que tener un accidente muy gordo y habré perdido la memoria porque no recuerdo nada más salgo el dolor de un impacto y encontrarme directamente en el bosque ese con el que estáis tan pesados. ¿Qué ciudad es esta?
-¿Co…che? ¿Qué es un coche?¿Una especie de animal, quizás?... Estáis en Buthwock, reino del rey Silvio V el Montero. Ahora mismo estáis en el castillo central. No tenéis ningún rasguño, no parece que tuvierais ningún accidente.
-Oye, ya he dicho que dejes de jugar a ese juego. No me digas que no conoces lo que es un choche…-Negó ante mi pregunta. Esto tenía que ser la tomadura de pelo del siglo. Resoplé, enervada.-Con cuatro ruedas, de metal… un volante, un motor… te lleva a sitios…-seguía negando, con cara aun más confusa que antes-Oh, por los santos dioses… esto no me puede estar pasando… ¿Buth…qué? Joder, si yo estaba en una de las carreteras que llevan del extrarradio de Madrid, dirigiéndome a Cádiz. ¿Silvio V el Montero? ¿Pero qué mierda de nombre es ese?-me había levantado y ahora andaba de un lado para el otro, apunto de darme un ataque de nervios, sin dar crédito a todo lo que oía.
-Madrid… Cádiz… no… no soy conocedora de dichos lugares y si existen no se hallan cerca de aquí, eso puedo asegurároslo.
-Agggg. Maldita sea. ¿Cómo que no los conoces? ¿Conoces España? ¿Europa? ¿Conoces el mundo? ¿Eh? ¿Conoces el puto mundo o vivimos en un globo a la deriva en el espacio?-Empecé a gritarla, histérica.
-No. No conozco ninguno de esos lugares y no pienso permitir que me habléis en ese tono-su voz ya no era dulce ni suave, sino ruda y seca. Su rostro acompasaba su tono y estaba rígida, mirándome fijamente, con el ceño algo fruncido.
Mis ojos se empezaron a llenar de lágrimas y caí a plomo sobre el sofá, cubriéndome la cara con las manos.
-Esto tiene que ser un sueño, un mal sueño y nada más… Todo esto… esto es demasiado. Tengo que despertar…
Sentí una mano en mi hombro.
-Lamento vuestra confusión… Comprendo que os sintáis así si os habéis extraviado del camino.
-No, no me he extraviado de ningún lado. ¡Dios santo! Esto tiene que ser un sueño, quiero despertar ya.-Cada vez estaba más nerviosa e histérica.
-Por favor, tranquilizaos, hallaremos una solución.
-De eso nada, no hay solución, tengo que estar en el infierno. ¡No! En un sitio peor. No me creo que el infierno huela tanto a excremento de animal, o de persona… ¡da igual!-empecé a verlo todo borroso, ya no solo por las lágrimas, sentía como si me diese una bajada de tensión.
Me desplomé sobre el suelo, inconsciente mientras escuchaba una voz lejana.
-…¿¡Estáis bien!?... ¡Ayuda!...
Cada vez era más distante, cada vez la escuchaba menos. Todo quedó de nuevo negro. Volvía a estar yo, sola, en este inmenso vacío. Ya había estado aquí… Vi una luz al final del túnel. “Oh… perfecto. O estoy loca del todo o ahora si que la he palmado” pensé, abatida “El sitio medieval ese… ¿era el limbo? Si es el limbo pobre de todas las personas que pasen por el, huele tremendamente mal…” Comencé a caminar hacia la luz, con resignación cuando sentí un fuerte impacto en la cara. No dolía, pero me dio un susto de muerte.
Volví a sentirlo una vez más. La claridad tras mis espaldas comenzó a crecer, la luz blanca del fondo se alejaba. Me giré, y toda aquella luz comenzó a absorberme. Entrecerré los ojos, protegiéndomelos con la mano. Una ráfaga de agua calló sobre mi cara y, sobresaltada, me incorporé a toda prisa.
Noté que estaba empapada. No era sudor, era agua, agua muy muy fría y yo estaba tiritando. Estaba en la habitación de Lara, frente mía había un viejo calvito y arrugado que no conocía de nada. Al fondo había dos soldados con la espada desenvainada mirándome con miedo y cautela y alguien me tenía entre sus brazos. Miré hacia arriba y la luz me cegó por un momento. Cuando logré aclarar la vista la vi a ella, era Lara, su calor me recomponía y su aroma me embriagaba. Empecé a cerrar los ojos de nuevo cayendo, agotada, en un profundo sueño.

domingo, 27 de enero de 2013

Palabras...

El sueño es vida. El final es solo una cruel excusa que nos ponemos para no continuar, pero tras un fin hay principio. Principio hasta un precipicio con el que jugar a dejar esta existencia. La vida es puro riesgo, una continua apuesta. Apostar por que el alba me ilumine otra mañana, divertirme adivinando cuando veré mi ultimo atardecer.
Destacar tu sonrisa, ya la olvidaba... Tu tez desnuda camuflándose con la sábana, no saber donde empieza o acaba la seda, y tomarme el mal tiempo como una excusa para no salir de la cama. Sentarme en un diván mirando por una ventana desde la que no se ve nada. Bebiendo la sequedad y para ahogar, no solo mis penas, sino también mi garganta. Respirar sin aire, sentir asfixia con una bombona de oxigeno. Distorsionar la realidad, el ritmo, improvisar sin ser visto y hacer travesuras sin ser reprendido.
El miedo nos hace presos, pero el miedo también es preso de nosotros. Fudamentales somos, más el tiempo sigue y no nos aguarda. Presto, corre. Yo prefiero quedarme anclada, y ser barco con tesoros en el fondo de una grieta olvidada.
Dime, ¿quien fue a la esquina aquella noche queriendo probar un dulce? ¿Quien se encontró con la amargura cuando llenó el buche? Los dulces no siempre son tan placenteros, al igual que dar placer cuando se finge el aprecio.
Dime, dama de las sombras que te encuentras en callejones y cambios de sentido hacia un destino desconocido. ¿Como tiene que ser el frío que te hiela? Se que no es solo en la piel, sino en la relación contigo misma lo que mengua.

Tonterias

Sin distracciones, paso una página y luego otra. Las hojas están vacías pero mi imaginación las llena. Un libro en blanco solo es solitario para quien quiere verlo así. Yo lo veo como una oportunidad de poder llenarlo con una parte de mi.
Dame un lápiz y retratare tu hermosura. No soy artista con el pincel, pero quizás, si me das la confianza pueda plasmar tus recuerdos, tus sentimientos, tu ilusión y tu melancolía.
Aun mis manos no son diestras, no como quisiera ser.
El camino que estoy encauzando aun es largo, no veo el final. Solo pido, dame una oportunidad.

sábado, 26 de enero de 2013

Capitulo 1


Un destello que se acercó, impactó contra mi mejilla como una caricia cruel. Mis oídos se quedaron sordos, solo tenía un pitido y un mareo que me acompañó hasta dejarme en el suelo.
Todo estaba borroso, lo único que veía es un túnel oscuro que, de pronto, me cegó. Era una luz blanca, intensa, con la que mis ojos, poco a poco, volvieron a su normalidad. Sentía movimiento, pero aun no escuchaba nada. Veía a tres personas, también iban de blanco y empezé a preguntarme si estaba soñando o en el cielo. ¿Qué importaba? Una cosa u otra, puede haber sido siempre lo mismo y nosotros nos darnos cuenta.
Es ahí donde perdí la consciencia de nuevo, y empecé a ver todo negro.
No se oía nada; tampoco veía, olía o sentía. Era como si formara parte del vacío, pero tampoco sentía frío. Bueno, pensandolo bien si que tenía algo de frío. Me giré para tratar de ver algo más que no fuera negro... o quizás era que me he quedado ciega. ¡Oh, Dios mio!
"No, no... a ver, tranquilízate" Me dije a mi misma en pensamientos "Todo esto tiene que tener una explicación... A ver... ¿yo donde estaba? Estaba... ¡Ah, si! estaba en la carretera, en mi coche, y... Oh, cielos, creo que si que he muerto"
Todo seguía en silencio, seguía girando (o eso cría) por si veía algo y... ¡Bingo! Había una puerta al fondo. Tenía una pequeña ranura en la base que dejaba que se filtrase algo de luz. Fui hacia ella y, giré el pomo.
Esta se abrió con un chirrido. "Qué típico" pensé a la vez que me protegía los ojos con la mano, la luz era muy intensa.
Mis ojos se empezaron a acostumbrar a tanta claridad, o quizás no era tanta y yo estaba en demasiada oscuridad... De todos modos, empecé a ver las primeras siluetas.
Estaba en lo que parecía... una gran claro. Alcé una ceja, algo extrañada, y miré hacia atrás. Di un salto sorprendida y miré con incredulidad el vacío que había tras mis espaldas.
-¿Pero... donde está la puerta? ¡¿De donde se supone que he venido si no había puerta?!
No podía estar más desconcertada. Tras reanimarme un poco de ese impacto desconcertante miré a mi alrededor. La hierba era de un verde muy intenso, al fondo había una hilera de árboles frondosos y entre ellos parecía haber un pequeño lago. Miré en más direcciones pero solo encontraba maleza, era como si me hubiese perdido en un parque nacional. Aquello no se parecía en absoluto al sitio que recordaba por última vez antes de... de lo que no recordaba que me había pasado.
El ambiente era cálido. Miré al cielo y tenía que ser por la mañana. Estaba todo despejado y con un sol oportunamente radiante que me abrasaba las retinas.
Volví a mirar a mi alrededor, por si algo se me había escapado, pero nada, por lo que decidí dirigirme al lago y refrescarme un poco, a ver si me despejaba.
Mientras caminaba, seguía tratando de recordar aquel sitio, pero nada, era incapaz. Una vez habiéndome mojado la cara me levanté y miré, otra vez, a mi alrededor. Nada de nada.
Hasta que, de lejos, vi una silueta entre el bosque y la traté de seguir, adentrándome en él.
Busqué mirando por todos lados pero parecía que la había perdido.
-¿Hola?-dije, alzando la voz, pero no obtuve respuesta. Fue entonces cuando me di cuenta de que me había perdido.-¿Hola? ¿Hay alguien? Quien sea...
Suspiré y me senté sobre una gran roca, abatida. Estaba en mitad de Dios sabía donde sin saber si quiera qué hacía allí. Noté entonces que algo tocaba mi hombro. Pegué un respingo y me alejé, girándome con rapidez. Era una persona encapuchada, llevaba como una túnica marrón, muy parecida a la que llevaban los jedis de star wars.
-Dios... que susto...-dije, poniéndome la mano en el pecho-¿Vienes de alguna convención de star wars?
Aquella persona a la que aun, por la sombra que provocaban los árboles y la enorme capucha, no lograba ver su rostro. Pese a eso, sentí como ladeaba la cabeza con mi pregunta, aun sin respuesta.
-Mmm bien, veo que no eres muy hablador... ¿Al menos podrías quitarte esa capucha?
Unos segundos después, cuando ya creía que aquel tipo me estaba ignorando, se empezó a destapar, mostrándome su rostro. No era un hombre, sino una mujer. Su pelo era largo y lacio, de un rubio cenizo. Su piel era clara, sin imperfección alguna. No llegaba a distinguir bien el color de sus ojos, por la distancia, pero eran grandes y bonitos. Sobre todo eso, bonitos, todo era bonito en ella.
No sé cuanto estuve mirándola, quizás unos segundos, aun que si me hubieran dicho que estuve horas me lo hubiera creído. Su voz me sacó de mi ensoñación.
-Discúlpeme por mi educación, no entiendo bien qué quería decir con eso de star... wors...-hizo una pausa, dubitativa y volvió a mirarme-¿Tal vez seáis forastera? ¿Y qué son... esas prendas...?-las ojeó y enseguida volvió a mirarme-Cautela, entonces, pues os habéis adentrado en un bosque de difícil salida-Miré a mi alrededor, rascándome la nuca.
-¡Eh! ¿Que le pasa a mi ropa? yo no soy la que va disfrazada de jedi-dije mientras me miraba. Iba normal: playeras, vaqueros y una sudadera blanca encima de una camiseta negra.-Si... quizás si que esté algo perdida... ¿En donde exactamente estoy? ¿Es un parque natural o algo así?
La mujer me miró extrañada, casi como si estuviera loca.
-No conozco ese... parque natural... Pero si conozco que habéis entrado en el bosque prohibido del rey y no es bueno caminar entre estos terrenos sin permiso.

-¿Qué? ¿Rey? ¿Qué rey? Venga hombre, tengo mis derechos, además me he perdido.-hice una pausa-Espera y si esto se supone que está prohibido ¿que haces tu aquí? te escapaste de una feria cercana? ¿A qué viene ese disfraz?
-¿Disfraz? No hay festividad alguna para eso...-la mujer estaba tan, o más desconcertada que yo-¿Qué rey? El señor de estas tierras y dueño del reino. Sílvio V el Montero.-volvió a hacer otra pausa, como si se aclarara las ideas-Habláis de forma extraña, mas tenemos que salir de aquí... Por vos me he extraviado de mi ruta común... vengo de cuando en cuando por estas sendas para recoger frutos rojos y ya llevo demasiado tiempo. Presto, debemos marchar, podéis alojaros en mi humilde morada si así lo deseáis pero tenemos que partir de inmediato.
-Vale, vale... ya vamos, venga. Todo esto es muy raro... aun sigo esperando despertar de este mal sueño asi que, venga, te seguiré.
La mujer asintió y comenzó a andar rápido. Me costó cogerla el ritmo pero más o menos pude mantenerme cerca.
-¿Y tu eres de por aquí? Entonces sabrás donde habrá una cabina de telefonos, o si puedes dejarme llamar desde tu casa mejor. Mi familia puede estar preocupada.
La mujer se giró para mirarme raro, fue a hablar pero giró la cabeza veloz hacia la derecha, desviando por completo la mirada.
-Shuu, silencio...
Me quedé quieta por completo, tratando de oír algo, ¿que la había picado ahora?
-Tarde, ya llegaron. ¡Corre!
-¿Qué? ¿Llegaron? ¿Quienes?-dije mientras corría detrás suya.
Torpemente me tropecé "Qué típico" pensé, entornando los ojos. Cuando me fui a levantar escuché el trotar de un caballo. Me giré extrañada y no pude llegar a pasar más miedo. El caballo que había oído estaba prácticamente en cima mía, relinchando y a dos patas, a punto de aplastarme con sus patas delanteras.
Grité y antes de que cayeran sobre mí, mortíferas, me aparté rodando y eché a correr como alma lleva al diablo.
No sabía por donde ir, había perdido a aquella mujer y solo podía pensar en esquivar todos aquellos arboles mientras esperaba que aquel caballo no me siguiera.
Corrí y corrí cuanto pude hasta que, de pronto, sentí un agudo impacto en la cara y caí al suelo de espaldas. Empecé a verlo todo borroso, el cielo seguía despejado pero eran los arboles, y no las nubes, la que ahora lo tapaban casi por completo. Aquellos árboles eran muy grandes, empecé a verlos dobles, después triples y entonces todo se volvió negro.

viernes, 25 de enero de 2013

Tomando el cielo



Tal vez, tal vez el ocaso solo sea un inicio, el amanecer el final. Tal vez los rayos de sol solo jueguen con mi piel, tal vez solo las nubes estén para que las miremos tumbados en la hierba.
Aspirar el dulce aroma del viento y dejar que su frescura rellene tus pulmones. Espira, pero que no sea el ultimo soplo. Suspira, pero de amor; calla, pero de asombro. Escucha el silencio tanto como escuchamos el canto de los pájaros. ¿Alguna vez te paraste a mirarlos? Vidas ajetreadas, vidas vacías. No tenemos tiempo, ¿De qué no tenemos tiempo? ¿No tenemos tiempo de vivir?
Siente como una hormiga, aventurera, viaja a través de el inmenso y fino valle de tu brazo. ¿Como sería verlo todo desde abajo? Es necesario tantp subirse a una montaña sentirse grandioso, como tumbarse en la arena y ver nuestros pasos con detenimiento.
Acaricio el aire con la yema de los dedos e imagino que es tu cuello. Y sueño, y de nuevo me pierdo en una laguna de ingenios que no puedo expresar. 

viernes, 18 de enero de 2013

Cartas extraviadas

Día 0 del mes etéreo del año efímero:

Sin sabor en los labios la amargura brota por si misma. Todo va bien y de pronto... (suspiro). Estoy tratando de canalizarlo todo de la forma correcta. Oh, diosas, ayudadme a tolerar estas ardientes cadenas. Me dejan en suspense ante un precipicio del cual no veo fin. Sin causante de este tormento más que mi propia persona, me hallo entre el fuego y el hielo. Oh, Ares, derrite este bloque pata liberarme, haciendo así que culmine con mi victoria y gane esta batalla.
Oh, dioses... ¿porque verte es motivo de destello? será la aflicción del momento, o por el contrario el sentimiento que me invade al mirar esos ojos oscuros. Ah... ¿que va a ser de mi? ¿por qué te cruzaste de nuevo en mi camino, salpicándome con tu sensualidad? Desequilibrar más lo desequilibrado...
Es como un imán que me absorbe, aturde mi mente y me derriba. Perdí la batalla y ahora me mandaría a surcar los mares, provista del infortunio que quiera atribuirme Poseidón. Y padeceré en mi destierro si es por esa caricia tan sutil, acompañada en su balcón por tu mirada...
Oh... cielos. ¿Volver a pecar? Es inaudito. Nada pasa y me martirizo con un futuro inexistente.
Maldita seas, musa... que rondas a mi alrededor sabiendo que soy débil a tus encantos. El corazón se me sale del pecho solo con tu presencia y... el recuerdo acompañado por tu fragancia trae el resto de esta larga cuenta...
No, no... ¿Dejarse llevar? Aun siento el tacto de las caricias. Tu respirar entrecortado. El movimiento acelerado. Y aun cierro los ojos para disfrutarlo. Casi puedo tocarte aun con estirar el brazo, y rozar con la yema de los dedos tu piel.
Ese contacto... ¿Porqué de una palmada sacaste una caricia? [Palma con palma, es beso del palmero] ¿Por qué adornaste esa caricia con una mirada? ¿Porqué aun te muerdes el labio cuando me miras? Estás prohibida. Así lo dicen los dioses... así lo digo yo.

Att: Sin Identidad.

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Día sin fecha del mes translúcido de un año sin propósito:

¡Hay de mí! Sigo agitada por dentro mientras que mi cuerpo yace en calma, sosegado. Tentador destino que me dejar en vilo, sin pena ni gloria. Tranquila asimilo la situación pero mi cabeza no reacciona. Doy un paso, luego otro y vuelvo a encontrarme escondida en mis penas. Vuelvo a mirar mis recuerdos, pero me asusta más lo que descubro en mi imaginación. Tranquila... solo es belleza. Eso es lo que me trastorna. Este tornado arrastrará devastador mi estado de ánimo. Maldita coincidencia, aun sigo pensando en tu presencia. Oh... maldita sea.
Hablarte no merece sentido. Locura, llévame libre ante la demencia y decidla que seré su más fiel sirviente. Oh, amargura, compañera de tantos momentos, te abandono para irme con el desgarro de mis sentimientos. Miento. Nunca me alejaría de ti, oh amarga realidad, y cuantos nombres desees tener acoplados a tu significado.
Ah, palabras... no servís de nada si la nada ya me conquistó. Yo lo que quiero es el agarre, el agarre de algo mejor...

Att: Sin Identidad