jueves, 17 de abril de 2014

Estropeado

Si el tiempo se rompe en mil pedazos, es por que ya no importa la ausencia de las cosas. Cuando el sol se ponga, quedará el ruido de lo lejano, marchito y oculto ente el último grito del sol, para vislumbrarse en la luna, no dejándonos olvidar que un día estuvo ahí.
¿Y qué queda ahí? Solo lo que nosotros queramos dejar, lo que perdimos alguna vez... quizás también lo que queramos olvidar.
Qué importa, si la nostalgia solo es un útil para la autocompasión, si solo levantamos la cabeza por interés y el amor común muerde nuestra autonomía. ¿Las luchas llegarán de verdad al oeste cuando todo acabe? O se olvidarán con la nueva vuelta del globo, siempre en movimiento, que pisa y repisa los pasos más débiles, eliminando su existencia.
¿De que vale el relucir de una figura, si la vista me palpita y el fogonazo aun no retoma su compostura? Y cada vez el pan de oro cumple menos su función... y se va despedazando en tiras aquel recubrimiento ilusorio, mostrándonos la putrefacción de su núcleo.
Todo es corruptible, todo deterioro... todo tiende siempre a menos, por mucho que me esfuerce por sumar en más y más; la calculadora ya está estropeada.

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