miércoles, 25 de diciembre de 2013

¿Y donde quedará?

Supongo que no hay que mirarlos horizontes tan fijamente. Dejémoslos como figuras desdibujadas en un lienzo aun por concluir.
Quizá los horizontes no se alcancen en la transcendencia de una vida, salvo el final luminoso que nos lleve al fin del mundo tras el mareaje.
Posiblemente solo quede un último respirar, un suspiro a partir del alma, pero es mucho más. Mucho mejor que ese suspiro se extienda por lo amplio del estrecho, que se columpie en la realidad; ya habrá tiempo de que se afiance en nuestros sueños.
Solo es cierto lo que creamos que sea, solo es verdadero aquello que nos conmueva, solo hay que creer en lo que dentro se nos dicte, y que la irracionalidad del alma nos domine.

Mis dedos caminan sobre el lienzo desdibujado, impregnándose de su matiz, manchándose con el carboncillo de sus bocetos y trazando lineas inconexas. ¿Donde quedó la mano del artista? El arte de tu belleza es anónimo bajo cualquier mirada, tratar de darle nombre a esta obra es el colmo de lo absurdo. ¿Por qué no disfrutar mirando sin esperar a cambio la respuesta que nos despiste de su magnificencia?
¿Por qué caminar pensando en el destinatario si da igual a quién llegue el paquete? Ya somos inmortales en la esencia; deja que fluya.

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