jueves, 5 de diciembre de 2013

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Paso a delante, paso a detrás, y sigo sin seguir el camino ondulante de tu falda. Sin pestañear aun puedo recordar paso por paso el movimiento de tu cadera, tus cuñas o tacones, tus piernas sin cubrir, la falda marrón, blanca, gris... que más da. Tus manos buscándome para dar un paso en falso y romper tu sinuosidad. Yo tan patosa y tu tan mañosa, estaba todo desproporcionado. Yo tan normal, tu tan hermosa...

Y viéndote desde la cama, entre el ir y venir, probar y desvestir, remover y desordenar... tu ropa sobre la cama y el armario patas arriba. Tus labios brillantes del gloss, tus ojos más grandes por el lápiz de ojos, tu cuello perfumado con una fina tela que lo cubra.

Aun, cuando cierro los ojos, veo movimiento sobre la cama, y entre mis manos tus caderas, tus pechos, tu espalda... Dibujando cuadros abstractos usando a modo de pincel mis yemas, y de pintura tu fragancia que con mis labios la buscaba y me llenaba el alma. La fe es poco fructífera cuando las cosas están claras y no hay retorno. Suspiro y suspirar no sirve de nada... solo me queda soñar con tu silueta difusa bailando, moviéndote como la figura de un lienzo desdibujado, enmarcada en un instante, en un día y una noche, una tarde y una mañana, un lugar u otro, con una mirada, con una palabra, y yo tirando por la borda tus pasos de bailarina.
Dándoselos a otra, sea cuando sea, cambiándolos por nada, pudiera o no pudiera... hiriéndome con todo, dijeras lo que dijeras...

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